Aquella misión era realmente complicada, pues se trataba de una investigación policial algo enredada, pero lo más peligroso no eran los delincuentes con los que teníamos que lidiar, sino lo relamente difícil era no perder los papeles cuando mi compañera, la que me habían asignado como jefa policial de la brigada, era una auténtica preciosidad que me tenía loco.
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